Cómo estás hoy? Si alguien ahora nos hace esta pregunta tan simple, quizá la respuesta no lo sería por la contingencia tan inusitada que estamos viviendo.
Esta pandemia obviamente es una experiencia que no elegimos, pero que irremediablemente nos toca vivir, de modo que lo único que está en nuestro catálogo de elecciones es la forma en la que queramos hacerle frente.
Si bien es cierto que la pandemia ha generado en el mundo una situación sumamente estresante, pues la estamos viviendo en tiempo real y resulta amenazante, también sabemos que esta amenaza nos está generando emociones de miedo, inseguridad, angustia, frustración e incluso coraje y rabia; que tenemos una sensación de pérdida de la seguridad, del control y de la libertad, aunque ésta sea momentánea y que en mayor o menor medida nos está ocasionando otras preocupaciones.
El qué pasará a nuestros adultos mayores o a los niños, a nuestros trabajos, a la economía y al futuro de nuestro país, son preocupaciones que aunque por demás normales pueden acabar por consumir nuestra buena salud.
El cóctel que se genera en el sistema nervioso, endocrino e inmunológico nos pueden pasar factura o bien convertirlo en una oportunidad.
El sistema nervioso registra la ansiedad, el miedo, la depresión, el pánico, la fobia o la obsesión, en tanto el sistema endocrino libera un aumento de cortisol cortando el paso a la serotonina o la dopamina que son los neurotransmisores ligados a la estabilidad emocional; cuando esto sucede el sistema inmunológico también se ve afectado pues se debilitan nuestras defensas y nos volvemos más proclives a contraer infecciones u otros malestares.
Como podemos ver, las situaciones de estrés nos pueden afectar de muchas formas. ¿Cómo contrarrestar estos efectos? Tenemos que trabajar muy fuerte en nuestro sistema de pensamientos, ideas y creencias, ya que si nos dejamos “intoxicar” estas ideas nos pueden llevar a acciones irracionales.
Los psicólogos coinciden en que la pregunta que nos debemos de hacer es ¿qué vamos a aprender de esta situación? El miedo como cualquier emoción puede ser contagioso y querríamos por lo pronto vencer el miedo que nos paraliza.
¿Cómo aumentar la sensación de bienestar produciendo más dopamina y serotonina? Con algunas sencillas estrategias que pueden marcar una gran diferencia, aun quedándonos en casa.
El ejercicio es vital, escuchar nuestra música favorita, cantar, bailar, dejar que nuestro cuerpo exprese nuestras emociones, jugar y tratar de hacer de las actividades cotidianas un juego, disfrutar de la naturaleza, y si no podemos hacerlo porque nuestra casa no nos lo permite, accedamos a los medios al alcance, desde una fotografía hasta medios virtuales, ya que la gratificación que nos da es bien conocida por nuestra mente; la oración en cualquiera de sus formas se vuelve una gran medicina, y no olvidar mantener el sentido del humor ya que la risa vence el miedo.
Estas ideas son como píldoras gratuitas que fortalecerán nuestros sistemas antes citados, el objetivo es ponerle foco a lo positivo y compartir con nuestros seres queridos para que esta experiencia sea la experiencia de nuestras vidas.
Ser solidarios con quienes nos rodean hablará de nuestra madurez y responsabilidad social, atender nuestra salud mental y física redundará en la de los demás, cuidémonos y ocupémonos que la preocupación se vuelve ociosa.